Ya que estoy subiendo últimamente muchas novedades, no podía faltar el último disco de estos colosos del postrock Russian Circles. Si alguien tenía todavía alguna duda sobre su capacidad, con este Empros no tendrá más remedio que arrodillarse ante ellos.
El disco entra de primeras por la vista con una de las mejores y más acordes portadas que he visto últimamente, y tras darle al play entra por tus oídos desde el primer segundo como si de un misil se tratase. Russian Circles siempre se ha caracterizado y ha destacado por encima del resto de grupos de postrock por la inigualable potencia de su sonido, que en este Empros ha llevado a la máxima expresión, moviéndose por momentos en campos más típicos de grupos postmetal como Pelican, aunque siempre conservan ese espíritu más típico de Mogwai.
Si en su anterior disco Geneva (lo tenéis aquí), el bajo era por su potencia el instrumento más destacable, esta vez hay que destacar el gran trabajo de su guitarrista, ya que se mueve por diferentes planos musicales sin ni siquiera inmutarse. En el disco hay de todo, desde momentos atronadoramente agresivos a partes íntimas y ambientales.
El trabajo lo veo como dividido en dos partes, las cuales son de tres canciones ambas. La primera parte explora más en esa faceta metal o postmetal de la que he hablado antes, y la segunda se dedica más a las partes ambientales, lo que no quiere decir que ambas facetas no puedan convivir en un mismo tema, y la propia evolución de una parte del disco hacia la otra se da de forma natural y en absoluto suena forzado en ningún momento. Yo diría que la coexistencia del postrock y del postmetal dentro de un mismo disco e incluso dentro de un mismo tema es el sello de identidad de este grupazo de Chicago, y es lo que les ha llevado a lo más alto del género.
Como curiosidad, decir que el último tema Praise Be Man, es el único de su carrera con voces, y suena a triste despedida de su mejor trabajo hasta la fecha y de uno de los mejores del año sin ninguna duda.
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